El rendimiento escolar es diferente en cada niño y adolescente. Algunos obtienen buenas notas en todas las asignaturas, otros sólo en algunas y otros van desaprobando y aprobando con lo justo las materias escolares.
En estos últimos casos, por temor a decepcionar a los padres o a que estos los reprendan, muchos niños esconden las malas notas y los padres terminan descubriéndolas en algún cajón escondidas, en la mochila del alumno, en alguna reunión de padres o con el boletín de calificaciones. Pero esta situación, como se puede deducir, no es buena ni productiva. Al contrario, aporta más efectos negativos que no ayudan al niño en sus malas notas escolares.
Frente a esto es importante saber cómo afrontar las malas notas. El primer paso es conocer cuáles son las exigencias que tienen los niños y adolescentes. Éstas no deben ser excesivamente altas, ya que será muy difícil que ellos las superen. Deben ser acordes a la situación de cada uno, siempre bajo la motivación a que den un poco más de ellos mismos. Igual de importante es que no se desanimen. Hay que incentivarlos a superarse para que puedan mejorar su rendimiento académico.
Pero en esta incentivación o motivación no hay lugar para los castigos físicos ni desproporcionados, aunque sí para un mayor control del tiempo de estudio. Los padres deben crear en ellos la conciencia de que las malas notas pueden superarse y de que deben superarse para que el niño tenga mayor libertad.
De este modo, los niños y adolescentes tendrán que dedicar más tiempo al estudio, priorizando los temas que más les compliquen. Los padres pueden ayudar en esta misión de estudio y demostrarles hábitos de estudio, tomarles lección, despejar inquietudes, etc.
Por otra parte, debemos reparar en los refuerzos. Estos son acciones o cosas que se les permiten (refuerzo positivo) o prohíben (refuerzo negativo) a los estudiantes en función de sus actos. Principalmente, se deben dar refuerzos positivos. Así, si un niño o adolescente se esmera y logra superar la mala nota, podrá elegir algo que quiera: una comida especial, ver una película de su agrado, etc., sabiendo que si sigue así estos refuerzos continuarán.
Otro punto importante recae en la confianza de los padres hacia los niños y adolescentes. Algunos de estos piensan que “para qué van a estudiar si igual les va a ir mal”. Esta idea no debe existir. Los padres tienen que apoyar a los hijos, animarlos y ayudarlos a que afronten las malas notas y reviertan las mismas.
Fuente: Psicologoescolar