Consejos, Sistema educativo

De primaria a la ESO

Una transición importante en la vida del preadolescente
P. Córdoba
07:00h Sábado, 23 de agosto de 2008
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Cualquier cambio siempre conlleva cierto periodo de adaptación y una pequeña dosis de nervios y miedo ante lo desconocido, la incertidumbre y el no saber exactamente lo que nos espera. Uno de los cambios más significativos que puede experimentar un preadolescente en su vida es la transición escolar que acontece cuando pasa de 6º de primaria a la Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO), porque entra en un mundo que hasta entonces había estado reservado para los “chicos mayores”. Es un momento decisivo para él, ya que junto a la primera revolución hormonal que empieza a invadirle ha de afrontar una nueva etapa académica, en la que tal vez tenga que mudarse de centro escolar, despedirse de sus antiguos compañeros y prepararse para compartir recreos con chicos que ya creen saberlo todo.

Mas los escolares no son los únicos que viven con dudas este nuevo reto, sus padres también manifiestan desconcierto y preocupación ante el paso que van a dar sus hijos: “¿se dejará llevar por las malas influencias en el Instituto?, ¿estando con chicos más mayores, será más fácil que acceda a las drogas?, ¿podrá asumir las nuevas demandas y exigencias de los cursos superiores?, ¿deberíamos matricularle en un centro privado o en uno público?”. Éstos son sólo algunos de los interrogantes que con mayor frecuencia circulan por la mente de los progenitores que son conscientes de que el estreno de sus hijos en la adolescencia también tendrá implicaciones a nivel académico y emocional.



Este nuevo escalón que tendrá que subir escolar y vitalmente requerirá sin duda alguna del apoyo y la comprensión de unos padres que sean capaces de entender con empatía y paciencia que la pubertad y la ESO son desafíos que merecen la pena ser afrontados con información, optimismo y tolerancia. De hecho, es conveniente, que los padres se asesoren con el orientador pedagógico del centro o un psicólogo de los cambios (físicos, psicológicos, sociales, afectivos, emocionales) que van a caracterizar la adolescencia de su hijo:

  • Se siente inseguro y en tierra de nadie: ya no es un niño, pero todavía no es un adulto. Ve cómo su cuerpo se transforma y aún no se siente cómodo con el vello, la gravedad de la voz, el aumento de pecho, etc.
  • Busca ansiadamente construir y reafirmar su identidad: quién es y quién quiere ser. Esto hace que necesite explorar, experimentar, valorar y compararse con los demás. En esta necesidad de autoafirmación puede llegar a adquirir vestimenta, lenguaje y gestos prestados, artificiales o exagerados.
  • Teme ser observado por la calle, en las clases y en especial en cualquier situación nueva o desconocida, por lo que muestra un gran sentido al ridículo, preocupándose exageradamente de las críticas y los comentarios de sus compañeros o profesores que puedan evidenciarle delante de los demás. Esto ha de ser tenido en cuenta para comprender el temor que puede generarle el cambio de centro escolar y el tener que adaptarse a nuevos compañeros y docentes.
  • Una de las características que presenta y que más conflictos le provoca con los adultos y sus iguales es la inestabilidad emocional, pasando de estados de tristeza a euforia repentina sin grandes motivos aparentes.
  • Concede un valor especial a la amistad, por lo que los amigos y sus opiniones serán más importantes que las de la familia, y será a ellos a quienes acuda fundamentalmente para buscar ayuda o consuelo.

Una vez que los padres conocen qué es lo que transita por la mente de su hijo durante esta etapa, están más preparados para acompañarle en el proceso de adaptación que supone el paso a la ESO. Algunas pautas que pueden ser beneficiosas en este sentido son:

  • Si finalmente va a cambiar de centro escolar, es conveniente, sobre todo si no ha habido problemas de fracaso escolar en el curso anterior, que el chico participe en la elección del que será su nuevo colegio o Instituto. Cuando no existen conductas agresivas ni un rendimiento académico negativo, su opinión es más que esencial: habrá que considerar cuál es la distancia al nuevo centro, qué amigos o antiguos compañeros van, qué actividades extraescolares o instalaciones tienen que vayan en consonancia con sus intereses y aptitudes, cuál es el proyecto educativo y en qué se concreta, etc. Algo que suele ser positivo es que los padres y el adolescente acudan al futuro centro en una visita informal, en la que puedan encontrar respuesta a todas esas dudas que se plantean.
  • Recalcarle que es cierto que ha de ser más independiente y autónomo, pero debe seguir asumiendo ciertas normas, responsabilidades y compromisos, pues sigue necesitando control y límites (horarios, estudio, amistades, ocio, conducta).
  • Explicarle que tendrá más asignaturas y que su planificación en cuanto el tiempo de estudio tendrá que ser distinta a la de años anteriores, sin que ello suponga que desaparezca el ocio y el entretenimiento. Para ello se puede contar con la ayuda de los tutores, padres y `profesores de apoyo si fuera pertinente.
  • Transmitirle que sois conscientes de que el Instituto permite mayor libertad: más facilidad de movimiento, alejamiento del domicilio familiar, menor control de los padres, etc., pero que la confianza es algo que deberá ganarse con responsabilidad día a día. Podéis favorecer su individualidad y su intimidad (llamando para entrar en su habitación, concediéndole espacios de soledad, permitiéndole decidir sobre aspectos de su vida siempre que acepte sus errores), pero sin descuidar el mantenimiento de las normas acordadas por todos.Foto: mpico

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