Educarse en el tiempo libre
07:00h Sábado, 28 de marzo de 2009
Considerar estudiar en el tiempo libre nos abre una serie de posibilidades no solamente oficiales a nivel académico, sino también alternativas, que tanto niños, jóvenes y adultos pueden disfrutar, además de encontrarse con nuevas personas y socializar, despertando o generando capacidades que antes se creÃan dormidas en un ser humano.
No es raro escuchar decir por ahÃ, que en la sociedad actual en la que vivimos todos nosotros, hay mucho gasto de energÃa de alrededor del ocio consumista. Si nos proponemos salir una tarde con nuestros hijos, en familia, no faltará por ahà a algún miembro de la familia que se le antoje comprar algo de más que no necesariamente este ligado a la unión familiar y al conocimiento.
Es por ello también que generalmente se escucha decir que estamos viviendo en una sociedad en la que los mismos seres humanos privilegian el ocio, antes de iniciar a sus hijos en actividades que les pueden demandar no solamente dinero sino también energÃa. Lo mismo sucede si hablamos de personas adultas, que antes de ponerse a estudiar algo a cierta edad en la vida, prefieren comprarse o invertir ese mismo dinero en otras banalidades como en un nuevo coche o un televisor, antes de que invertir en ellos mismos en post del conocimiento.
Para los niños en edad escolar, una buena jornada deberÃa complementarse con actividades extracurriculares que complementen el aprendizaje en áreas que sean más afines a los niños, es decir, si bien la escuela es obligatoria y no hay escapatoria para muchos, una alternativa ideal para no aburrir del todo a los niños serÃa inscribiéndolos en actividades en las que verdaderamente están interesados.
Estas actividades extra curriculares deberÃan ser escogidas por los mismos niños y deberÃan presentar caracterÃsticas lúdicas que aporten algún perfeccionamiento a nivel artÃstico, intelectual o personal.
Un punto importante es que si los padres fuerzan o manipulan a los niños a practicar actividades que realmente no le atraen, estos terminarán, en lugar de aprender, odiando este tipo de clases.
Aquà la tarea de los padres es dirigir a sus hijos y brindarle múltiples alternativas para la correcta elección, más no se puede hablar de imposición tanto en el ámbito deportivo, artÃstico o intelectual, para que no se acabe odiando la propuesta, considerando los intereses particulares y las necesidades de cada individuo, sin tratar de plasmar las frustraciones de los padres en ellos, cosa que suele suceder habitualmente.
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