La cara y la cruz del examen oral

Uno de los exámenes más temidos para la mayor parte de los estudiantes es el examen oral. Cuando a principio de curso los profesores anuncian cuál va ser el sistema de evaluación de sus asignaturas, más de uno se echa a temblar al oír que consistirá en una prueba oral. En ese instante, el alumno se imagina que va a estar con un foco directo al rostro, cual detenido en un interrogatorio.Como no suele ser el tipo de examen más frecuente, el estudiante no tiene práctica en examinarse de esa manera, con lo que a los nervios de cualquier evaluación, hay que añadirle el temor natural ante lo desconocido.
Aunque no podemos decir que es simplemente una prueba más, pues tiene sus particularidades, queremos traer un poco de optimismo y tranquilidad a la mente de todos aquellos que tienen que afrontar evaluaciones de este tipo. Para ello, vamos a ofrecer algunas recomendaciones que pueden ser de gran ayuda:

-En lugar de concentrarte con dramatismo en la dificultad que conlleva este modelo de examen, considera que es una oportunidad para demostrar una serie de destrezas que pueden repercutir positivamente no sólo en las calificaciones globales de los estudios, sino en tus primeras inmersiones en el mundo laboral. De hecho, pueden servir de ayuda preparatoria para las futuras entrevistas de trabajo y reuniones laborales.
En profesiones como derecho, educación y pedagogía, márketing, periodismo, etc., las exposiciones orales de propuestas, negociaciones y comunicación con clientes y usuarios, hacen de la oratoria el escenario cotidiano de trabajo.

-Si antes de realizar este examen, te familiarizas con las dinámicas de grupo, las presentaciones orales de trabajos, y la participación en clase en voz alta, el cambio no será tan brusco, y te habrás ido habituando a hablar en público, lo cual tiene bastante similitud con el tema que abordamos.

-Puesto que las respuestas en la evaluación son expresadas verbalmente, es conveniente (más que en otro tipo de pruebas) que los apuntes, material y esquemas con los que has estudiado, hayan sido preparados personalmente por ti, con tus palabras y expresiones lingüísticas propias y naturales. El precio de estudiar con apuntes ajenos o fotocopias estandarizadas puede ser caro a la hora de exponer y dar un argumento a los contenidos.

-No dispones de tiempo para la reflexión, ni puedes elegir el orden de respuesta a las cuestiones. Una vez que el profesor plantea la pregunta has de responderse en la mayor brevedad posible y con determinación. Por eso, es de suma importancia que en las sesiones de estudio el aprendizaje lo lleves a cabo con autoevaluaciones o simulacros de examen. No obstante, antes de contestar puedes solicitar tiempo para hacer un mini-esquema previo mental, lo que suele ser concedido, si avisas.

-Además de evaluar los conocimientos, estás siendo observado en general. Para algunas personas más tímidas, esto puede suponer un motivo más de ansiedad. Sin embargo, puede solventarse con técnicas de relajación, y hablando antes con el profesor en alguna tutoría para aumentar la confianza. Hay mucha más tensión si intentas disimular los nervios, los cuales parecen disminuir casi inmediatamente una vez que los aceptas y reconoces ante los demás, quienes ante esta clase de situaciones se muestran bastante benévolos y comprensivos.

-Una estrategia facilitadota durante la sesión de estudio es grabarte exponiendo o desarrollando los temas en voz alta con algún compañero. Esto hará que te vayas preparando el discurso, ganando en fluidez verbal, y entrenando el lenguaje no verbal y paraverbal (tics, movimientos de las manos, posturas, entonación, etc.). Por otra parte, también te facilita el detectar muletillas, circunloquios, y ejercitarte en un lenguaje preciso y técnico, que se ajuste al tiempo solicitado, sin irte por las ramas.

-Entrénate en llevar una exposición ordenada en apartados o subtemas, sin saltar de un tema a otro, que de la sensación de divagar.

-No es una nimiedad decir que es importante cuidar la imagen de seriedad, responsabilidad y apariencia física. Esto no significa que tengas que ir vestido como si fueras a una entrevista de trabajo con traje, pero al menos, no des la sensación de descuido o desarreglo físico, ni entres en la sala corriendo, dejando caer folios descolocados, o en una actitud excesivamente informal. Es obvio que no valoran objetivamente la estética y apariencia, pero inconscientemente una imagen de persona despreocupada o despistada en la ropa o su aspecto suele asociarse a una peor preparación de la asignatura.

-Algo que suele disminuir la ansiedad es haber ido varias veces (o al menos una) al lugar donde va a efectuarse la prueba. Permanece allí varios minutos, o visualízate en el aula mientras estudias en casa, todo ello hará que tu mente anticipe la situación de forma relajada.

-En los momentos previos al examen no es aconsejable volver a reproducir en alto los temas, si acaso puedes esbozar un esquema con los puntos clave, para que sea lo primero que mantengas en tu memoria, como una guía a desarrollar en la entrevista evaluativa.

-Por supuesto, si hay ruidos u otras personas conversando, es un derecho fundamental mencionar que procuren silencio para evitar distraerte.

Analizando detalladamente todas sus condiciones y características, hemos de decir que el examen oral también tiene sus ventajas con respecto a otros modelos de evaluación:

-Es una oportunidad para poder expresarse con más detalles, o desarrollar en profundidad un tema que se domine, complementarlo con la opinión personal, o relacionarlo con otros aspectos del temario, que por limitación de tiempo o de papel no se dan en el examen escrito.

-En caso de bloqueo o lapsus, es más probable que el docente pueda reconducir o facilitar el recuerdo. De hecho, hay pruebas orales que no son preguntas cerradas, sino un diálogo entre profesor y alumno. El docente es más comprensivo y empático con las rectificaciones que el examinado pueda hacer en vivo y en directo.

-Promueve un aprendizaje comprensivo frente al mecanizado, porque el estudiante ha de hacer suyos los contenidos, expresarse con sus palabras, preparárselo más profundamente que en otras pruebas, con las que se retiene menos en la memoria, porque toleran un aprendizaje más automático y literal.