Las mujeres de verdad tienen curvas. Así lo afirma Patricia Cardoso en el título de su película, que se pudo ver en los cines en 2002. Es una verdadera obra que sirve para reflexionar sobre el concepto de feminidad y los cánones de belleza establecidos por la sociedad.
Hoy, son muchas las adolescentes, las jóvenes y las mujeres que sufren problemas de anorexia. En las cabezas de muchas de ellas figura la imagen de la mujer ideal, con las medidas que tantas veces hemos oído de 90-60-90, más propias de un maniquí o de una muñeca Barbie. Unas medidas antinaturales se convierten en una obsesión.
Muchas mujeres viven tan sólo para tener un cuerpo perfecto: reducen la cantidad de alimento que ingieren, evitan los dulces o los hidratos de carbono, hacen horas y horas de ejercicio físico, beben litros de agua para engañar a su estómago y que no tenga hambre… Cada vez más las afectadas por esta enfermedad son más jóvenes.
La mayoría de expertos creen que el problema surge de la televisión, que nos ha intentado dar un estereotipo de mujer delgada, casi esquelética. Por eso desde las pasarelas han intentado también dar ejemplo y requerir una talla mínima.
Las mujeres de verdad tienen curvas es un buen film para romper con los tópicos y trabajar la idea de la que gordura no es fea. La belleza de las personas se concibe más allá del cuerpo, más allá de un simple escaparate. Es una buena historia para reflexionar.
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