El tema del bullying en las escuelas tiene su propia extensión en la esfera laboral. La gran diferencia es que, el bullying tiene entre sus principales características, la presencia de violencia física. En el caso del mobbing, una de sus características principales es que el acoso se hace de manera más sutil. Sin embargo, el fenómeno del mobbing es tan o más complejo que el bullying porque lleva componentes propios de la esfera adulta y que por lo general no desaparecen espontáneamente como el este último, que se desvanece con los años. ¿Cómo podríamos definir al mobbing? Podríamos decir que el mobbing es un acoso moral dentro del centro laboral en donde se ejerce una presión psicológica sistemática y sostenida en el tiempo por una o más personas hacia una o varias personas.
El mobbing no sólo se da entre los pares laborales, sino que puede darse dentro de una cadena de mando ya sea en forma vertical ascendente, es decir de los subalternos hacia sus jefes o en una forma vertical descendente, es decir de los jefes hacia los subalternos. El objetivo del mobbing es ir cortando o alterando las redes de comunicación del acosado hasta dejarlo prácticamente aislado y el objetivo último es que éste renuncie al trabajo o sea despedido por bajo rendimiento producto del acoso.
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El mobbing es un fenómeno que se viene dando con alarmante aumento en nuestra sociedad. El presente siglo, arrancó con una estadística que arrojaba que en la Comunidad Europea, un 8 % de los trabajadores era víctima de algún tipo de mobbing. El caso de España realmente es para preocupar y la estadística refiere que cerca de 2 millones de trabajadores son víctimas de mobbing.
Quizá exista un componente racial subyacente y que sea uno de los principales combustibles del mobbing. Tintes xenofóbicos tampoco pueden descartarse en la ecuación de análisis de los móviles del mobbbing. Pero hemos hablado de tipos de mobbing y para esto, es necesario citar al científico alemán Heinz Leyman quien desarrolló su trabajo en Suecia ya en la década de los ochentas. Leymann fue el primero en utilizar el término mobbing para describir su trabajo acerca del acoso moral en los centros de labores. Leymann, distingue hasta 45 tipos de mobbing, entre los que destacan las acciones contra la reputación del acosado, las acciones contra el ejercicio de su trabajo con aumento de carga laboral o con trabajo repetitivo, manipulación de la comunicación y/o información del acosado y las situaciones de desproporción laboral en sueldos o distribución de la carga laboral.
El fenómeno del mobbing se torna de difícil resolución a veces. Al emplearse métodos sutiles y que buscan no dejar huella de su accionar, los trabajadores que perpetran el acoso, pasan muchas veces inadvertidos. Esto, sumado a la baja autoestima del trabajador que muchas veces no denuncia fehaciente y contundentemente el hecho, hace que los jefes o empresarios nunca se enteren del hecho y puedan tomar cartas en el asunto. En ocasiones los jefes saben como marchan las cosas pero muestran indiferencia y creen que la situación se resolverá por sí sola. Se dice que el mobbing puede ser alentado indirectamente, esto en empresas cuyos canales de comunicación sean pobres y que cuenten con poca organización administrativa. En cuanto al fenómeno mismo, éste se desarrolla en varias fases. Todo comienza con la seducción en que el mobber o acosador, se acerca a su potencial víctima o a su entorno para que más adelante sus rastros queden borrados y ni siquiera se le pueda considerar sospechoso. Luego viene la fase del conflicto que es donde realmente empieza el fenómeno mobbing. El conflicto no se resuelve y las partes se polarizan. En seguida, comienza a desarrollarse el acoso moral y sistemático de forma sostenida.
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Luego entra en juego la fase del entorno en el que los demás trabajadores suscriben el acoso o bien tratan de resolver las cosas. Luego viene la fase de la empresa en la que ésta puede mostrar total anuencia a la realización del mobbing como parte de las reglas de juego de la empresa. A continuación viene la fase de marginación en la que todas las herramientas del mobbing se despliegan. El acosado es prácticamente incomunicado y aislado y se le sobrecarga de trabajo monótono o tareas inútiles para que entre en frustración. A su vez, el acosador o los acosadores, inician una campaña de desprestigio hacia la víctima anunciándolo como persona conflictiva o que no se integra al grupo de trabajo. Aquí sólo quedan dos caminos, que el mobbing siga hasta culminar con la salida del trabajador acosado de la empresa o bien que se inicie una fase de recuperación en la que la víctima recibe ayuda de compañeros o jefes para resarcir el daño provocado. Afortunadamente el fenómeno del mobbing ya ha saltado a la luz pública y es materia de debates continuos en medios escritos y audiovisuales. Es el primer paso para su resolución, que alga a superficie, justamente lo que los mobbers no quieren. Una adecuada legislación en cada país, permitirá ir limpiando la sociedad de los malos elementos laborales.
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