Consejos, Formación, Opinión
Esta conducta es aprendida y por tanto susceptible de ser modificada

La agresividad en el niño

Los padres deben enseñar al hijo a controlar su agresividad sin que caigan en la sumisión
Antonio Martínez
07:00h Domingo, 27 de julio de 2008
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Al leer sobre los comportamientos agresivos de los niños y su cierta normalidad citada por los especialistas, no puedo hacer sino tranquilizarme ya que de niño sí que pase por esta etapa. Algunas de mis acciones se pudieron calificar como bromas, otras como diabluras y otras como malacrianzas pero sí que tengo problemas para encontrar clasificaciones a otras tantas conductas que tuve cuando niño. Recuerdo que en una ocasión le apliqué un tremendo golpe a mi abuela, tengo recuerdos difusos al respecto y no estoy en condiciones de afirmar que lo hice premeditadamente pero el hecho es que le asesté un certero cabezazo, agravado porque traía puesto un casco de motociclista que me habían obsequiado. En otra ocasión recuerdo que una tía me obsequio un juego que consistía en construir automóviles. Era un set de herramientas y piezas que un niño de cuatro años difícilmente puede dominar en base a destreza. En mi defensa debo decir que aquella tía no tuvo paciencia en enseñarme a armar los benditos carros y se limitó al compromiso del regalo. En medio de mi frustración, no tuve mejor idea que golpearla con la punta de un lapicero en medio de la mejilla. Corrió con suerte porque pudo haber quedado tuerta.

Imagen tomada de Flickr por ing robotica

El gran problema de la agresividad en los niños no se encuentra del lado de su naturaleza sino de su modulación. Según los expertos, la agresividad es una conducta, hasta cierto punto, intrínseca al niño que puede desarrollarse en uno u otro momento, alentada sobre todo por la propiedad e imitación que todo niño tiene como método eficaz de aprendizaje. Los influjos por supuesto pueden provenir de varias fuentes como los compañeros de clases, algún personaje de historieta o de televisión y por qué no de los mismos padres. El asunto está en que estos deben ser capaces de regular esta conducta y poner un hasta aquí. Los psicólogos dicen que, tal como al niño se le enseña a caminar, a hablar y a escribir, se el debe enseñar a controlar su temperamento agresivo. Por cierto que debe haber cierta fineza en esta regulación de la conducta del niño ya que éste podría mal interpretar o mal entender el concepto de fondo.



Debe quedarle claro que no puede ni debe responder a una actitud agresiva con otra igual, pero al mismo tiempo no debe convertirse en un niño sujeto de abuso o muy sumiso.

La agresividad del niño, encuentra su combustible en la frustración y sobre todo en la desatención por parte de los padres. Aunque podríamos decir que esta última conducta es más la chispa que desencadena el acto violento del niño. En efecto, los expertos coinciden en señalar que el niño recurre al acto violento para llamar la atención de sus padres y –paradójicamente busca que estos le llamen la atención y regulen su propia conducta. El modelo de los padres se hace imperioso, máxime si el niño está asistiendo a escenas agresivas en la escuela y en la televisión, lo cual es más que probable. En nada ayudará un comportamiento agresivo de los padres ya sea entre ellos, dentro del seno familiar o, en su rutina normal, en cómo interactúan con el entorno. Muchas veces los padres pasan por alto sus propias actitudes pero el niño es muy perspicaz y va tomando buena nota de todo lo que sucede a su alrededor. Por ejemplo, una escena común se presenta cuando la familia sale en coche. El tráfico nos pone de mal humor a todos pero hay que controlarse, sobretodo en presencia de los niños y no insultar al chofer del coche que nos cierra el paso o del que se nos cruza.

Imagen tomada de Flickr por nicolandia

De no ponerse coto a una conducta agresiva del niño, éste tendrá serios problemas en sus relaciones sociales, de integración en cualquier ambiente y por supuesto en el discurrir normal de su aprendizaje. No hay que perder de vista que la agresividad de un niño se puede estar generando como una respuesta de defensa a la agresión de la cual está siendo víctima. Los padres siempre deben estar atentos al entorno escolar en que trascurre gran parte de la vida de su hijo y preocuparse de cómo van las cosas por ahí. Si el comportamiento agresivo de un niño desborda la capacidad de control de sus padres, éstos deben recurrir al especialista para que resuelva el problema. El psicólogo hará una evaluación del caso en base a al entrevista en consulta tanto del niño como de sus padres para determinar cuál es el origen del problema y las reacciones del niño a la frustración. También determinará qué recompensa encuentra el niño en su actitud. En base a esto y teniendo en cuenta que la agresividad es una conducta aprendida y por tanto susceptible de ser modificada, todo se reduce aun trabajo paciente y consistente para la mejora del niño.

Comentarios (2)

  • yulibel pena rosario
    07:57 31 31UTC octubre 31UTC 2008

    me gusto mucho saber sobre este tema de la agresividad de los ninos soy casada aun no tengos hijos y soy estudiante psicologia,pero en el entorno en el que vivo actualmente hay ninos que actuan de esta forma y ya debido a la informacion que me ha dado la web pude comprender y analizar de una manera rapida de donde pueden venir estos problemas,es decir cuales son las razones por las cuales estos ninos actuan de esta forma.

     

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