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La obesidad es una enfermedad

No entreguemos a los niños a la obesidad

Los malos hábitos alimenticios y el sedentarismo son factores de alto riesgo
Por Antonio Martínez, en 4 de Julio de 2008

El mundo parece no darse cuenta, pero marcha por la ruta de la obesidad y nuestros niños marchan a nuestro lado. En efecto, la obesidad hace rato que fue declarada como una enfermedad y sin embargo a la gente parece no importarle. Vemos como los centros de comida rápida proliferan y andan llenos, la gras invade por todos lados. Cada vez menos familias se toman la molestia de armar un menú familiar en base a las recomendaciones que la buena nutrición manda. Lo simple es salir a comer a uno de estos restaurantes de comida rápida, o peor aún, ordenar para que nos traigan dicha comida a la casa. Lo peor del asunto, es que nuestros niños son partícipes de esto e, inconscientemente, estamos creando una generación de futuros obesos puesto que para cuando sean adultos, las pocas normas de nutrición que siguen en pie, habrán caído. En España ya se habla de un 16 % de niños entre los seis y los doce años que sufren de obesidad, cifra que se ha triplicado respecto de los últimos cinco años.

Imagen tomada de Flickr por la claridad de la noche

En efecto, pese a la dieta mediterránea, supuestamente una de las más sanas del mundo, o al menos eso debería ser, España ocupa la cuarta posición de Europa en cuanto a niños obesos. Las reglas de nutrición básicas se han desvanecido en estas familias pero lamentablemente se ha quedado el concepto de que el niño debe ser gordito ya que esto es sinónimo de salud. Esta idea, ha hecho que más niños sean obligados a comer más de lo que realmente quieren. La naturaleza es muy sabia y el niño siempre es instintivo a la hora de comer. Él elige la cantidad que desea y cuando está satisfecho, ya no es necesario darle más comida. Del mismo, usted pude pensar que el niño come sólo lo que le gusta y esto habría que tomarlo con pinzas. Por ejemplo, algunas madres se quejan de que a su hijo no le gusta la carne, mientras que otras madres se quejan exactamente de lo contrario, de que sus hijos sólo comen carne y nada de verduras. Lo que sucede es que cada niño tiene su propio metabolismo y unos son más afines a ciertos alimentos o combinación de ellos.


Hay organismos que saben sacar mejor partido de una dieta en que haya poca carne y no hay que desesperarse porque no comen carne todos los días. Ese tipo de organismo, está diseñado para comer carne una o dos veces por semana y se enfocan más en una dieta de carbohidratos y de verduras, pero así, ese niño está al 100 % de su rendimiento. Y así, cada niño es un organismo individual y su instinto casi nunca se equivoca. Pero si nosotros hemos alterado sistemáticamente ese instinto, ya lo habrá perdido. El peso del niño se debe ir monitoreando conforme vaya avanzando en su edad y se calcula que para un niño que tenga entre dos y cinco años de edad, debemos multiplicar su edad por dos y a ese resultado restarle la constante 8. Por ejemplo, un niño de cuatro años de edad, debería estar pesando unos 16 kilos. Si su peso difiere mucho de esta cifra, es conveniente asistir al pediatra para determinar las causas del sobrepeso ya que puede existir algún problema que salga del marco de su dieta. En general, se empieza a hablar de obesidad, cuando se llega a un exceso del 20 % sobre el peso ideal de la persona.

Imagen tomada de Flickr por what else

Además del desconocimiento que los padres tienen sobre las reglas básicas de nutrición, debemos señalar otra variable de gran importancia a la hora de hablar de obesidad. Nos referimos al sedentarismo en que han caído los niños. En efecto, un gran porcentaje de niños de nuestra sociedad moderna, ya no practica tanto deporte como años anteriores. Sin duda, la tecnología nos ha jugado en contra en este aspecto y La Internet, junto con las consolas de juegos del tipo Play Station, resultan más atractivas para un niño que ir a jugar al parque del vecindario o entrenar alguna disciplina deportiva. Por cierto que otro factor se suma a esto y es la inseguridad de las calles en la actualidad. Esto ha hecho que los padres, alienten la política de sus hijos de quedarse en casa y son capaces de comprarles los juegos más costosos y la última tecnología con tal de que permanezcan el mayor tiempo posible en casa. Sin embargo, sería i