La educación del siglo XXI se ha convertido en una educación integral, continua y cohesionadora. Ya no se piensa sólo en que los niños y niñas aprendan a sumar, a hacer ecuaciones o puedan analizar los complementos de una frase. Se trata de crear propuestas educativas que vayan más allá y que contribuyan a que el estudiante se sienta parte de la comunidad.
Un proyecto creado en Catalunya es el plan educativo de entorno, una iniciativa que implica a toda la comunidad: tejido social, entidades, asociaciones y colegios, entre otros muchos. La característica principal es la corresponsabilidad de todos los agentes. Se trabaja desde una red muy bien articulada para que la educación sea una tarea compartida.
Existen temáticas especiales que van más allá del marco de lo lingüístico o lo científico. Es el caso de la educación vial o de la formación medioambiental. Para estas temáticas específicas es probable que los chicos y chicas necesiten un marco diferenciado y unos especialistas que les puedan transmitir el conocimiento de un modo más directo. Se implica, por lo tanto, a los guardias urbanos de la comunidad para que un día les expliquen cuál es la importancia de la educación vial o a ambientólogos, que les hablen sobre las energías renovables.
En otros casos, se implica a los comerciantes para que vigilen a los niños que cruzan la calle. También se pide la participación de los padres y madres en actividades extraescolares.
El plan de entorno busca la dimensión social porque la educación no tiene horarios ni parcelas. Se pone en marcha la idea de educación global a través de iniciativas locales.