Quizá uno de los momentos más difíciles que deben afronta los padres es cuando deben dejar a los hijos en la guardería. Esta situación se hace cada vez más común toda vez que la sociedad moderna empuja tanto al papá como a la mamá a trabajar por separado. Es inevitable entonces pensar, en uno u otro momento en hacer uso de los servicios de una guardería. Incluso cuando se tiene más de un hijo o se tienen múltiples obligaciones además del trabajo, la guardería resulta ser una herramienta de incalculable valor. Por otra parte, es natural el sentimiento de inseguridad y de temor que asalta a los padres cuando ven que el permiso laboral se les acaba y ya deben reincorporarse a sus respectivos trabajos y no hay abuelos o familiares cercanos que se puedan hacer cargo del niño. Tampoco confían en introducir a una niñera o persona extraña en casa para que se haga cargo del niño. Entre una y otra posibilidad, siquiera la guardería nos da la imagen de un negocio o empresa que brinda servicios en un local establecido y con licencia. Por eso lado, los padres pueden estar más tranquilos que dejando a su hijo sólo.
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En efecto, además de la ventaja mencionada, en la guardería hay muchos otros niños casi de la misma edad y de ambos sexos con los que el niño podrá interactuar. Quizá sea hasta más productivo comparándolo con el otro escenario en que el niño prácticamente se la pasará encerrado en casa. En la guardería puede encontrar madeja para su socialización con otros niños.
Si es hijo único esto cobra mucho mayor valor pues no crecerá enmarcado por la idea de la posesión única y del egoísmo sino que aprenderá a temprana edad el valor de compartir los juguetes amén de las experiencias. Otra ventaja de la guardería es que va iniciando al niño en el modelo que le aguarda por los siguientes diez años o más de vida en la escuela. Aprenderá a comportarse en grupo y tener respeto por sus compañeros y sus maestros. Aprenderá también los primeros rudimentos que enmarcan esta disciplina como formarse en fila y esperar su turno. Aprenderán el valor de la palabra permiso y a seguir indicaciones del tutor. Es una experiencia bastante divertida. Por supuesto que los padres deben ver de cerca el tipo de guardería en que dejarán a sus hijos para visualizar esta sensación de seguridad.
En ese sentido, la función de la guardería no debe confundirse con la de la mera vigilancia sino que debe contar con personal calificado para estas instancias del aprendizaje del niño. Otros detalles también harán que los padres se inclinen por una u otra guardería. Por ejemplo, que esta cuente con los servicios de un pediatra. Esto aumentará la sensación de seguridad para los padres ante la eventualidad de una enfermedad o accidente dentro de la guardería. También resulta de comodidad para los padres que la guardería quede cerca de la casa ya que será muy probable que el vínculo de amistad con otros niños se estreche por pertenecer al mismo vecindario. Los padres también deben acercarse a la guardería en compañía del niño para conocer el desenvolvimiento del personal que allí trabaja. El número de niños por cada aula también debe ser observado. En general, mientras más pequeñitos son, necesitan más atención, por lo tanto el número de niños por aula debe ser menor y siempre estamos hablando de dos metros cuadrados de espacio por cada niño aproximadamente. La guardería debe ser espaciosa y con acceso directo al exterior, por supuesto con un estricto control en el ingreso.
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Igualmente, las áreas comunes y de seguridad deben estar correctamente señalizadas. Los servicios higiénicos deben estar impecables. El área de la cocina también es importante en cuanto a sus condiciones higiénicas y la calidad de los alimentos que les serán servidos a nuestros hijos. El patio de recreo también debe ser amplio y libre de obstáculos que puedan causar accidentes. Se habla de 75 metros cuadrados de espacio de recreo por cada 9 aulas. En cuanto a la certificación de los maestros y maestras, los que tengan a su cargo niños hasta los tres años de edad deben poseer el título de Jardín de Infancia y los que tengan bajo su responsabilidad a niños de entre tres y seis años de edad, deben tener el título de Maestros de Educación Infantil. En cuanto a los padres, la mejor recomendación –una vez que se han asegurado de las buenas condiciones de la guardería elegida- sería que lleven a sus niños cuando estos ya puedan pronunciar algunas palabras y caminar un poco. Esto facilitará su adaptación. La mejor edad para que el niño ingrese en guardería sería entre el año y medio y los dos años de edad.
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