Consejos, General, Sistema educativo

La educación con Síndrome de Down

Por P. Córdoba, en 5 de Enero de 2008

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Cuando hace décadas, un niño nacía con Síndrome de Down, poco más que se le recluía en casa, y se le descartaba como alumno en cualquier escuela.

Afortunadamente las cosas han cambiado. Hoy en día prácticamente desde bebé ya puede beneficiarse de recursos educativos que hay a su alcance. Una vez diagnosticado es recomendable que los padres se asesoren sobre programas de desarrollo infantil y estimulación temprana, en los que les facilitan pautas para que potencien el lenguaje, coordinación psicomotriz y la autonomía de su hijo.

Esta demostrado que su potencial crecerá, si desde las primeras etapas evolutivas recibe apoyo pedagógico, motivación y el refuerzo por cualquier aproximación al logro, por pequeño que éste sea.

Aun teniendo en cuenta la variabilidad individual y el nivel de retraso, el punto clave es que siempre se puede contribuir a que el niño se prepare para valerse por sí mismo en un futuro. El aprendizaje es una cuestión de grados, pero es algo dinámico, que puede ascender.

Cada vez se aboga más por su integración en las escuelas estructuradas desde la diversidad, en las que pueda convivir, con adaptaciones curriculares, en sana diferencia con los demás, pero en igualdad emocional.

Partiendo de que no hay un Síndrome, sino diferentes personas con Síndrome de Down, pensemos que sus necesidades educativas tienen que ser atendidas, bajo la condición de especiales, no como inferiores o restringidas:

-Las didácticas y los temas requieren de una adaptación individualizada. Suele ayudar plantear los conceptos en términos concretos, en lugar de abstractos.

-El maestro debe guiarle en enseñanzas, que otros alumnos adquirirían de forma espontánea.

-Adecuación del ritmo. Desde que asimila un contenido hasta que lo asienta, transcurre más tiempo, y necesita mayor número de ensayos. Por lo que la escolarización es más larga.

-Es conveniente descomponer los objetivos en más pasos intermedios, con más detalles y ejemplos.

-No hay que dar por hecho que lo aprendido en un contexto de una asignatura lo va a extrapolar a otra con características semejantes, sino instruirle específicamente en generalización.

-Es necesario el respaldo de pedagogos o logopedas.

-Para valorar su rendimiento, el referente de comparación ha de ser élAmigas Down mismo, no sus compañeros, para así hablar de progreso, y no de evaluación concreta.

La familia y los educadores, aunque sean conscientes de las limitaciones, han de promover su adaptación al barrio y a la vida cotidiana, en aras de garantizar su posterior incorporación al mundo laboral.

Por eso, cuando son mayores una buena alternativa son los Centros de Vivienda Independiente, donde viven en apartamentos compartidos y supervisados por trabajadores sociales y psicólogos.

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