Hoy, en Eliceo, nos gustaría lanzar una idea para todas aquellas personas que se dedican a la educación: que recuperen los dichos y refranes y que los enseñen a sus alumnos. De este modo queremos relanzar el saber popular, que ha ido pasando de generación en generación y en estos últimos años parece que se está perdiendo.
Cervantes, en su obra maestra, Don Quijote de la Mancha dice que los refranes son “sentencias breves, sacadas de la experiencia y especulación de nuestros antiguos sabios”. Cuánta razón. Y sirven para aprender o para observar realidades o para conocer las costumbres de una época.
Por ejemplo, escuchar hoy en día decir a una anciana que cuando hay hambre, no hay pan duro, puede sonar extraños a oídos de la gente joven, que no ha vivido la guerra, que no ha pasado por penalidades. En cambio refleja muy bien la historia de todos aquellos que del 36 al 39 pasaban hambre y tenían necesidades y valoraban las cosas más mínimas.
Otro refrán muy popular y que a menudo pronuncian los adultos es que en casa del herrero, cuchillo de palo. Un niño pequeño se puede quedar la mar de sorprendido, hasta que se le explica que este refrán quiere decir que a veces falta una cosa donde no debería faltar.
Usar refranes en nuestras conversaciones, las enriquece. Además, de este modo contribuimos a que los dichos sigan pasando de generación en generación.
Aquí os proponemos algunos, a ver si recordáis en qué contextos se pueden utilizar.
- No por mucho madrugar amanece más temprano.
- Mal de muchos, consuelo de tontos.
- La caridad bien entendida, empieza por casa.
- Más vale un por si acaso que un quién lo iba a decir.
- Quien siembra vientos recoge tempestades.
Foto: Clairity
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