Generación tras generación, aquellos alumnos que destacaban por sus notas en el aula han sido tildados de “empollones”, lo que para algunos de ellos teñía de incomodidad la alegría que sentían por sus calificaciones, al recibir ciertas miradas de menosprecio de sus compañeros. Y es que el estudiante excelente ha sido ensalzado por los profesores y juzgado negativamente por sus análogos durante la historia.
Las minorías muchas veces han sido incomprendidas, y la sociedad ha evaluado duramente las conductas que se desmarcan de lo que es compartido por el porcentaje mayoritario de la población. Por eso, obtener varios sobresalientes consecutivos y levantar la mano en clase, en lugar de desviar la mirada ante las preguntas del docente, es estadísticamente infrecuente con respecto al alumno medio. Si además, los educadores hacen esas “comparaciones odiosas” entre unos y otros, el que salga ganando en el contraste, acabará perdiendo en el recreo ante quienes no son “tan perfectos como él” -según el profesorado.
En un mundo donde existen algunos bares que cuántos más suspensos lleve el cliente al final de los examenes más copas dan gratis , el estudiante de matrícula a veces ni se beberá ni se comerá un rosco, porque lo mirarán como una especie rara en extinción.
Detrás de este rechazo (solapado unas veces, y directo otras), hay una serie de creencias distorsionadas que van asociadas a este tipo de estudiantes, a los que se les asigna la etiqueta de “empollones” casi siempre con connotación negativa:
-“A los empollones sólo les gusta estudiar”.
Es cierto que son personas que no consideran el estudiar o acudir a clase como un tormento, ni siquiera como una obligación. Han sabido encontrar en los estudios una oportunidad de satisfacer su curiosidad, de investigar, de avanzar en su conocimiento. Ir al Colegio, Instituto o Universidad es una actividad que les resulta gratificante, que a pesar de que les requiera un esfuerzo, saben transformarla en un reto, igual que para el deportista es importante mejorar sus marcas.
Eso no significa que no tengan aficiones, amigos, programas de televisión que les gusten, deportes que les encanten, etc. El hecho de que tengan desarrollada ampliamente su parcela intelectual no significa que no sepan divertirse de otra forma, o mantener conversaciones sobre aspectos cotidianos, disfrutar del cine, de la música, o de una tarde en el parque con sus amigos. Lo que encontrarás es que tienen gustos heterogéneos, y entre ellos incluyen el estudiar.
-”Están todo el día y toda la semana estudiando”.
Uno no se transforma en un estudiante de 9 y de 10 de un día para otro, es el resultado de una actitud hacia el aprendizaje y de un hábito de estudio, generalmente fomentado durante varios cursos. Esta base es lo que suele diferenciar a este tipo de alumnos. Por supuesto que invierten más tiempo como media que el resto, pero es que además cuentan con una base de comprensión verbal, que les hace poder memorizar mejor y en menos tiempo.
Luego esa imagen de jóvenes que están perdiéndose su juventud no es cierta. Si no se les discrimina, muchos de ellos tienen sus novio@s, su equipo de deporte y su liga, sus horas de descanso y tiempo libre, etc. Lo que es cierto es que saben cómo gestionar, planificar y aprovechar mejor su tiempo.
-“Son extremadamente competitivos, no ayudan a sus compañeros”.
Como ellos ponen bastante atención, esfuerzo y trabajo en su aprendizaje, les molesta que en una actividad de equipo, otros se aprovechen y deleguen completamente en ellos. Que les guste ir a clase, no significa que no les suponga un esfuerzo dejar de ver la TV o devanarse los sesos para resolver determinados problemas, para que luego vengan otros compañeros y se los pidan “ya que ayer se les olvidó hacerlos…”.
Si aun tienes dudas sobre esto, piensa qué ambiente puede haber en una empresa, cuando un compañero es el que hace el trabajo de otros dos, que están en la cafetería, y eso sí cobran lo mismo a fin de mes y reciben la misma felicitación por parte del supervisor.
Otra cosa diferente es el compañerismo. Esto quizá tiene más que ver con los valores y la forma de ser de la persona, que con las calificaciones que acumule en su currículum escolar. Con altas y bajas notas, siempre hay compañeros más generosos y amables, que comparten sus apuntes, resuelven dudas y con los que siempre se puede contar.
Esto es un valor importante a fomentar en las Escuelas: el que tiene más conocimientos o aptitudes es bueno que las comparta. Nadie debería mirar a nadie por encima del hombro, ni por suspender ni por obtener altas evaluaciones. Detrás hay una historia personal, que no podemos juzgar sin conocer.
-“No saben relacionarse con los demás”.
La inhabilidad social es la combinación de una baja autoestima con un entorno que dificulta el hacer amigos, pero no va asociado a ser estudioso. Esas otras variables influyen mucho más decisivamente. Lo que sí es frecuente es que los alumnos se relacionen con los que sienten más afinidad, y eso entre otros factores también puede reflejarse en semejanza en las calificaciones.
-“Visten de forma infantil o desfasada de la moda”.
Si bien es cierto que no suelen darle tanta importancia a la estética, y que hay algunos adolescentes que todavía se dejan asesorar por sus abuelas en la vestimenta, tampoco es ésta una condición inherente a la variable estudiar.
Esta creencia se ha visto fomentada por los estereotipos de las series de televisión, que se empeñan en vestir a los alumnos inteligentes con gafas que ocupan la mitad de su rostro, ortodoncias, granos, camisas abrochadas hasta el cuello, y la superraya definida en el peinado. Pero la realidad es otra, cuando uno estudia no pierde ni neuronas ni sentido del gusto.
Esto no quiere decir que no haya ciertos tópicos acerca de los empollones que no sean coherentes con las características o vivencias de algunos:
-Saben decir NO a una salida o plan de ocio cuando hay exámenes.
-Nunca han suspendido una asignatura, y se entristecen cuando sus calificaciones bajan como si hubieran obtenido un 4.
-No han faltado a clase ni una sola vez en su vida, tiene un alto sentido de la responsabilidad , y serían incapaces de falsificar una nota (“tampoco lo han necesitado- dirían”).
-Suelen estudiar entre semana y tener libres desde el viernes al domingo, y los veranos los dedican a viajar, deportes y ocio.
Cuando tengas un “empollón” a tu lado, junto a tu pupitre, tal vez puedas abrirte a él, porque es una persona como tú, de carne y hueso. En su mayoría son de inteligencia media, con un gran hábito y técnicas de estudio, que tal vez puedan enseñarte.
¡Claro que podrás encontrar personas estudiosas que sean extremadamente competitivas o antisociales!, pero la cuestión está en si hacemos de ello un estereotipo o una regla general, discriminando a la gente, sin darles la oportunidad de relacionarse con los demás. Todos tenemos algo que aportar.
1 Comentario en “Mitos sobre los empollones”
Ay, compañera, me has clavado. Esa era yo hace quince años.
Lo de la dificultad de relacionarse con los demás, puntualizo, no es problema de la mayoría de empollones, es que a los “guays” (léase tripitidores) les gusta tener una legión de admiradores que coreen su nombre cuando los castigan los profesores, cosa que no ocurre cuando sacas un 10 y eres empollón, pero yo he tenido amigas y amigos siempre.
Posteriormente te das cuenta de que te ha ido mejor que a ellos cuando los abres la puerta para que entren tus bolsas de la compra porque son repartidores del súper con treinta años y tú has conseguido éxito profesional. Pero como tengo más delicadeza y humanidad, les doy propina. ;)