“Vale más una cabeza bien hecha que una cabeza llena”
Esta frase del pensador francés Miguel de Montaigne recoge la idea principal de Eureka, centro ubicado en La Plata, la capital de la provincia de Buenos Aires (Argentina). No se intenta que sus alumnos sepan más que otros, ‘simplemente’ se pretende que los alumnos acudan libremente, sin obligaciones de ningún tipo, a aprender a pensar. Se les proporciona los rudimentos para que ellos lleguen a las conclusiones y al conocimiento final.
Es, en verdad, un sueño, pero un sueño hecho realidad. Los chicos, desde cuatro años hasta adolescentes, llegan a Eureka después de salir de sus obligaciones escolares diarias y durante una hora y media a la semana aprenden ‘jugando’ o ‘juegan’ aprendiendo. Nadie se siente obligado a la asistencia, no se toman exámenes ni te obligan a estudiar. Se quiere educar al pensamiento, con lo que en apariencia son simples juegos de lógica (en los que tienen un gran papel los bloques lógicos Dienes), con ‘inofensivos’ juegos de mesa, con experiencias difíciles de llevar en un aula con 30 o 40 alumnos pero muy fáciles de manejar en grupos que no superan las 10 personas; a través de la matemática, de la lengua materna, de la ciencia experimental, con talleres de escritura, de lectura, de ajedrez… En fin, algo que parecía imposible de realizar, casi una utopía, convertido en realidad.
Además de los módulos destinados a los niños y adolescentes, hay también gran dedicación a los cursos de perfeccionamiento de profesorado y a cursos de adultos: lógica, filosofía, talleres de escritura, ortografía…
Siempre con la idea clara de que no es la cantidad de lo aprendido lo importante, sino el hecho de formar a personas pensantes, independientes, que sean capaces de llegar a conclusiones propias, a discernir, a separar ideas, a relacionar y a aplicar lo visto en otras áreas, porque, al fin y al cabo, para Eureka, la enseñanza no debe ser monodisciplinar (si es que esta palabra existe) y excluyente, sino que se pretende que la lengua materna ayude a aprender lógica, que la lógica ayude a la lengua, que la filosofía ayude a ambas y que ambas ayuden a la filosofía, y así con cada uno de los ‘departamentos’ que conforman la institución, de tal forma que se forme una red entre las diferentes disciplinas, en las que unas incluyan a las otras.
Y, por sobre todas las cosas, lo que no se olvida en Eureka es la importancia fundamental que tienen los alumnos, cada uno de ellos es un protagonista de la historia de Eureka, da igual la edad que tenga, o el nivel educativo en el que se encuentre, porque lo que realmente es importante es que cada uno de ellos es una persona, independiente, pensante, capaz de razonar por sí solo.
El proyecto, sencillo hasta cierto punto, sólo necesita dedicación y personas con muchas ganas de trabajar, que recuerden que al fin y al cabo el verbo educar, procede del latín educare y el significado originario de éste es precisamente: sacar, extraer.
Sitio de Eureka en la red: www.eurekalaplata.com.ar
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